Cómo tomar buenas decisiones financieras en familia.
- Luis Enrique Vallejo Sanz
- 27 may
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 9 jul

Sobre una mesa, una pareja discute cuál sería el mejor destino para sus próximas vacaciones. Mencionan lugares como Cancún, Turquía o Estados Unidos. El problema es que los ahorros no alcanzan, así que consideran endeudarse. El problema es que el ingreso de ambos apenas alcanza para cubrir la cuota:
“Seguramente el año entrante ganaremos más”, Es lo que repiten para convencerse.
Lo ingresos familiares se han convertido en la meta a perseguir, pero, tener buenos ingresos no es garantía de tomar buenas decisiones financieras. En muchas familias, incluso con ingresos altos, se repiten frases como:
"No sé en qué se me va la plata"
"Tenemos deudas, pero seguimos gastando como si nada"
"No estoy seguro si comprar esto ahora es una buena idea"
Y es que el verdadero reto no está solo en cuánto se gana, sino en cómo se gasta, y sobre todo en cómo se toman las decisiones en pareja, en familia o incluso de manera individual. Vale la pena revisar una forma diferente de abordar las decisiones financieras, basada en contexto, propósito y compromiso.
¿Quién toma la decisión financiera en casa?
En muchas familias, una sola persona es la que “decide”, porque sabe más, porque tiene los mayores ingresos, porque tiene más experiencia. Pero incluso cuando una persona hace la compra, firma el crédito o toma la asesoría, la decisión debería construirse entre todos los involucrados: la pareja, los padres, los hijos.
¿Por qué? Porque una decisión aislada que afecta a todos, puede crear tensiones y desequilibrios. En cambio, cuando se expone el contexto, se aclaran los objetivos comunes y se comparte el propósito, la conversación cambia: ya no se trata de quién decide, sino por qué se decide así.
No siempre tenemos al experto cerca… pero sí podemos tener claro el contexto
El problema es que no siempre la otra persona está presente, pero de todas formas, hay que tomar la decisión. Pero sí puedes tener algo igual o más valioso: una visión clara del contexto.
El contexto responde a preguntas como:
¿Cuál es nuestra situación actual?
¿Qué está en juego si tomamos esta decisión?
¿En qué momento de nuestra vida estamos?
¿Qué queremos lograr como familia en el corto y mediano plazo?
Por ejemplo: si el contexto familiar es que estamos saliendo de deudas, cada decisión debería alinearse con ese objetivo.
Entonces, si tienes dinero extra este mes, sabes que lo primero es pagar obligaciones pendientes, y si te ves frente a una compra con tarjeta de crédito, solo debe ser a una cuota porque no puedes aumentar el endeudamiento.
Las emociones y el impulso también deciden… si no lo evitamos
A veces decimos cosas como:
"Pero solo son dos cuotas",
"Me lo merezco",
"Después lo recupero".
Y así, decisiones pequeñas pero frecuentes van debilitando nuestras finanzas. No se trata de vivir con miedo ni en escasez, pero sí de entender el momento que estamos viviendo y actuar en coherencia con él.
El paso a paso para tomar decisiones financieras en familia
Este es un camino que puedes adaptar a tu estilo y a tu realidad. Lo importante es que lo uses para crear un lenguaje común y una cultura de decisiones compartidas en tu hogar.
Paso 1: Define el contexto actual
¿Estamos pagando deudas? ¿Estamos ahorrando? ¿Queremos asegurar el futuro (jubilación, seguros, educación)? ¿Tenemos un objetivo puntual (comprar vivienda, cambiar de carro, montar un negocio)?
Paso 2: Decide el propósito
Cuál es el propósito de la familia, y los propósitos individuales de cada uno.
¿Esta decisión ayuda a cumplir el objetivo o lo sabotea? ¿Es coherente con lo que dijimos que queríamos lograr?
Paso 3: Evalúa el impacto
¿Qué pasa si digo que sí a este gasto o inversión? ¿Y si digo que no? ¿A quién beneficia o afecta?
Paso 4: Habla con los involucrados
Tu pareja, tus hijos, tus padres o tu asesor deben estar al tanto. No para que decidan por ti, sino para que te ayuden a ver lo que a veces no se quiere ver.
Paso 5: Toma la decisión desde el compromiso, no desde el impulso
Tal vez no quieras hacer lo que toca. Pero si estás comprometido con el proceso y con el resultado, será más fácil elegir lo correcto.
¿Qué pasa si me equivoco?
Nadie toma decisiones perfectas. Y eso está bien. Pero lo que marca la diferencia es haber tomado decisiones conscientes, no improvisadas.
Una decisión basada en contexto y compromiso no siempre será cómoda, pero sí será más estable, menos impulsiva y mucho más coherente con el futuro que quieres construir.
Antes de pensar en tarjetas, cuotas, inversiones o compras, despierta el deseo de libertad, bienestar y propósito en tu hogar. Desde ahí, todas las decisiones cobrarán sentido.
Este artículo ha sido elaborado con fines informativos y educativos. No constituye asesoría financiera personalizada. Se recomienda consultar con un asesor financiero para obtener asesoría personalizada sobre tu situación particular.
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Identificar tus creencias y patrones limitantes que te impiden alcanzar tus objetivos financieros.
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Tomar decisiones financieras responsables
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